Hasta la última letra, hasta el último suspiro.

Querido Fabián:

Es el momento, ya no importa el grupo, ya no importan tus historias. Ahora solo importa una cosa y solo importa un lugar, ese árbol bajo el que siempre nos poníamos a soñar, tu y yo o todos juntos.
Aquí estoy justo en el lugar en el que hace tiempo nos detuvimos todos, rodeando el árbol, Miguel traía la urna. Los demás trajimos cada una carta, una carta que enterraríamos bajo las raíces del árbol, para que fuera protegida por lo que descansara de ti en ese poderoso castaño.
Uno a uno cogimos una pizca de las cenizas, uno a uno, repitiendo...Fabián, siempre estarás en nuestra memoria. Fabián fue tan triste....solo quedaba eso de ti, solo eso, un puñado de cenizas...Nos había sorprendido tanto...habías salido bien de la operación, me acuerdo que te cuidamos como podíamos entre todos, que te visitábamos, hasta tu padre vino de Buenos Aires para verte. Para traerte esperanza, pero de esperanza no se vive, eso decías tu. Al final la enfermedad fue más fuerte que tu, no saliste del hospital. La quimioterapia te había dejado en los huesos, triste y desanimado, pero cuando te vi no parecía eso, tu expresión era serena, tranquila, Miguel y yo fuimos los únicos que entramos a la habitación, estuve con tu madre, más sereno que ella, pero no mucho, la cabeza fría era Miguel, como siempre. Dos días después allí estábamos todos, alrededor del árbol. Era el final, el final de un sueño, en el tronco grabado todavía esta nuestros nombres, y el amigos para siempre. Y allí sigue la caja de latón con las cartas, cada vez más protegida por las raíces de aquel árbol que todavía domina la colina. La colina de nuestros sueños en este gran ciudad.

-Bueno Fabián, aquí estoy, para hablarte como un idiota. En este tiempo me he llevado mschos golpes, pero alguno más fuertes que otros. Las heridas todavía están frescas. Realmente lo que teníamos ha muerto, hubiera sido injusto para ambos seguir Fabián, si estuvieses aquí lo primero que habrías hecho seria decirme que mañana seria otro día y que solo hoy era el día de llorar, tal y como ha hecho una señorita. Pero creo que es el momento de irme de aquí. Es el momento de partir Fabián, de centrarme en mi vida. De dejar los ordenadores. De estudiar. De recuperarme. De alejarme del mundo durante un tiempo. Entiéndeme, no puedo más. Este es mi adiós Fabián. Ya solo escribiré para mí y para ti.

De ese día también recuerdo la oración a ese Dios que parece que nos abandona cuando más le necesitamos y del que después de todo, no tenemos pruebas, un verdadero auto de fe el creer, yo ya no sé ni en lo que creo, estoy tan cansado...

Y de como sigue la historia que solo había empezado a esbozar, creo que solo diré una cosa, cada día la historia del grupo cambia. Cada día una de nuestras decisiones condiciona a las siguientes. Pero la vida sigue Fabián, y los que tenemos oportunidad tenemos que seguir viviendo Fabián, porque el espectáculo continúa, y la obra ha de ser representada, y para ello cada uno tiene su papel.
Hasta siempre Fabián, hasta siempre Blogger, no sé si volveré. Pero, que en los senderos oscuros por los que transcurre la vida encontréis la luz, eso que da sentido a vivir, vuestras metas y vuestros logros, está es mi particular forma de despedirme y desearos suerte.

Deseo de medianoche.

Y como deseo perderme en su brazos, enredarme en su cuerpo. Sentirme cerca de él. Ni siquiera podrías imaginarlo Fabián, ni siquiera podrías imaginarlo. Sentir su calor cerca de mí, dormir en sus brazos y despertar todavía más pegado a su cuerpo. Todo esto te lo podría haber dicho yo. Pero no, esto me pidió Mario que te dijera.

Hoy es un día espléndido ¿A ti no te lo parece?

El pacto

Querido Fabián:

Hoy sigo pensando en tí, en la historia que está por escribir, y en estos personajes a los que empiezo a coger aprecio. Mario, Raúl, Nuria, Tamara, Patricia, Miguel, tu y yo, más los que se irán añadiendo antes de lo que esperas. Esto empieza a coger forma, cada uno, con sus peculiaridades y su propia historia van tejiendo el tapiz que conforma la obra que tengo que enseñarte, sí, cada hilo va encajando en su lugar, el dibujo no está claro. Pero lo estará. Falta poco. El grupo volvió a encontrarse tiempo después de todo, justo un año después de que te fueras. En el mismo sitio donde te vimos por última vez. Pero eso es otra historia. Esa me la reservo, es lo poco que te contaré sin involucrar a los demás. Sí, me parece justo, Fabián, la promesa estaba hecha cuando te fuiste. Tus últimas palabras fueron claras. Y nosotros hicimos nuestro propio pacto. Todos juntos, fuésemos los que fuésemos, nosotros, los de siempre y los que se fueran uniendo. Una vez al año, hablaríamos por turnos, contándote desde allí lo que no vives por la distancia. Ya falta menos

Y una noche sin fin.

Querido Fabián:

Una estrella fugaz, un destello que se perdió en el infinito. Una caricia que duró un mísero instante. Y se acabó. No fue más que eso. No fue más que eso. Eso se repetía Raúl en su cama, solo eso podía pensar. Destrozado. No tengo más que decir de esa noche fatal en la que Mario se fue a casa y Raúl se quedío allí, perdido entre un montón de cuerpos. Entre un montón de corazones secos y helados, que no dicen nada. En su cabeza solo oía ahora esa canción que siempre decía..."Mejor mañana, mejor sin más..."

Pequeña historia invernal

Me acuerdo cuando me contaste esta historia Fabián. Siempre fuiste un gran narrador, justo debajo de aquel árbol que tanto vio….

Y esperando un abrazo se quedó sentado en el banco cubierto de la blanca y fina nieve que la ventisca derramaba sobre él. La larga noche seguía hacia delante, la nieve iba cubriéndole cada vez más… A la mañana siguiente encontraron un muñeco de hielo con forma de persona en ese banco…Nadie volvió a saber que fue de él.
Muchos dicen que el mal de amores le dejo allí para siempre, esperando su abrazo. Otros simplemente dicen que simplemente llego allí buscando un abrazo pasajero… Un consuelo momentáneo, fugaz para un dolor tan grande como esa estatua de hielo que dejó en ese banco. Pero yo creo que la verdad es que necesitaba el calor de un corazón para que el suyo no se congelase.


(Un pequeño descanso con El grupo, pero seguiré con ellos, no he terminado de presentarles a todos siquiera)

Miguel

Querido Fabián: el grupo como puedes ver ha ido creciendo, ahora quiero hablarte de Miguel, tu primo y nuestro mecenas en el mundo.

Miguel es de estas personas que siempre viven el mundo a tope, rozando el límite de lo impensable, igual una noche te dice que se ha tirado a cuatro tíos a la vez, que te dice que ha ido a ver una película y se ha puesto a llorar él solo en medio de la sala de cine.
Total, una persona de estas que rozan la locura, sabiendo llevarla muy bien. A pesar de llevarme un par de años con él nunca he sabido su edad, ni su cumpleaños, y me costó lo suyo que me diera su Messenger. Es un celoso de su intimidad y jamás se queja por nada. Hasta cuando te fuiste el fue el que nos daba ánimos a los demás, y eso que era tu primo, es un apasionado de todo lo que hace. Se dedica en un principio a componer música para otros, que si bien dice que no es muy gratificante, prefiere eso a trabajar en un banco.
Creo que nunca le hemos conocido pareja estable, me acuerdo en una de nuestras cenas de fin de semana, que hizo que su acompañante se fuera llorando, sus comentarios habían sido bastante fuertes, como siempre, subidos de tono y dañinos para el chico que no aguantó más y se fue corriendo. Tu primo en cambio le quitó hierro al asunto diciendo que la noche anterior le había conocido llorando.
Un personaje tu primo, si señor.

La profesora

Querido Fabián: evidentemente Tamara me ha contado muchas cosas sobre Nuria, y yo me he hecho un gran amigo de ambas, Tamara es la mujer que me abrió los ojos ante mi propia vida, la que me dijo, es el momento de cambiar, así no vas a ningún lado mientras que tu eres el que acompañaste en ese sendero, Fabián, siempre lo sabías todo, no sabes lo que te necesitamos ahora. Ojalá volvieses, ojalá, peor sé que no es posible. Pero hoy te quiero hablar de Patricia, esa mujer tan estrafalaria, esa profesora que cambió la vida de todos nosotros.

Un día más se levantó de su cama para ir a ocupar el sitio de otro u otra, llevaba por lo menos siete años dando clase en Madrid y seguía siendo una simple sustituta, bueno por lo menos era feliz haciendo su trabajo, quizás no era la mejor profesora para sus superiores y era demasiado liberal dando clase, aún así se había ganado a sus alumnos, especialmente a Tamara, Mario, Fabián y a mi mismo, esos cuatro siempre unidos que parecían mucho más que cuatro simples amigos. Nos había cogido cariño.

Un día más en esa clase de locos, cada uno a su bola y esos cuatro con los ojos clavados en ella, Tamara estaba de la mano de Adrián y de la mano de Fabián, Mario en cambió les miraba y garabateaba en un cuaderno, estaba dibujando la clase, ese dibujo que le regalarían tres días después, el último día de clase.

-Bueno chicos, voy a parar de luchar, no me dejáis daros clase, pero os voy a hablar de lo importante que es la felicidad, siempre es importante, de cómo os deberíais ayudar unos a otros a ser felices. Porque si los que nos rodean no son felices, nosotros no podemos serlo-Patricia nos miró y nos sonrió como siempre, con esa sonrisa pura y clara que tenía a pesar de su edad su sonrisa y su mirada transmitían alegría y inocencia, mezcladas con algo de astucia aprendida por la edad seguramente- Pero chicos, aquí os enseñamos cosas que luego el que quiere las coge y el que no, no lo sacará nunca, quizás no os sea útil la sintaxis, quizás no os sea útil el álgebra, o no os sea útil saber que hace el ARN, pero sí hay una cosa que nos es útil a todos es saber como ser felices. Muchos dicen que se aprende a ser feliz siendo feliz, yo en cambio creo que para ser felices hay que luchar, en vuestras caras veo que ya habéis sufrido, muchos seguro que ya habéis sufrido y habéis pasado el primer amor, otros soñáis con él, o con ese momento que os confirme que ya estáis listos para volar fuera vosotros solos. Chicos lo único que necesitáis para ser felices, es a vosotros mismo, el yo tiene que ser fuerte, si estáis a gusto con vosotros mismo entonces podéis conseguir cualquier cosa. Las máscaras no sirven para ser feliz, solo sirven para estar cómodo, y eso no es la mitad de sorprendente que ser feliz ¿No creéis? Chicos, os animó a intentarlo, ser feliz es mucho más importante que saber quién es Dickens, y yo sé que sois muy capaces.

Al día siguiente, comiendo los cuatro nos contamos todo, absolutamente todo lo que ocultábamos, Patricia vino a comer con nosotros pasadas las vacaciones de verano, la habían destinado a otro sitio, aún así, a pesar de tener ya más de cuarenta años se hizo una de nuestras confidentes, los cinco habíamos formado un extraño vínculo, ella me apoyó incluso en los peores momentos, me apoyó cuando te fuiste Fabián, cuando todos te echábamos de menos. De todas formas su historia también se las trae…

Conversación Tamara-Yo

Querido Fabián: hoy te tengo que hablar de Tamara y Nuria, no pasan por su mejor momento desde luego, pero sus inicios son casi de película. Tu los inicios los viviste, pero yo creo que es va a ser mejor que te los recuerde, siempre has sido un despistado, bueno casi mejor te comento la conversación que tuve con Tamara el día que acababa de liarse con Nuria, es muy curiosa y creo que nunca te la enseñé.

Tamara: Tengo que contarte algo.
Yo: Buenos días por lo menos, a ver, cuéntame
T: ¿Buenos días, son las tres de la tarde?
Y: ¿Tan pronto? Debería estar durmiendo, tu no te has pasado hasta las seis en el hospital, te lo recuerdo.
T: Es verdad, perdona, ¿Qué tal está?
Y: Bueno, está bien de momento, siempre ha sido fuerte.
T: Sí, es cierto, no sé que haríamos sí….
Y: No pienses en eso, seamos optimistas, bueno que nos desviamos del tema, cuéntame.
T: Ayer me lié con una chica de mi curso de pintura
Y: ¡¿Qué?! Pero haberme despertado antes tonta, cuéntame como es ella ¿Va para largo?
T: Sí, tiene mucha pinta de ir para largo, es que nos parecemos un montón tío, de verdad es sorprendente, siempre me decían que teníamos que conocernos y sí, tenían razón, estoy perdidamente enamorada.
Y: ¿Tamara? ¿Quién es este ente extraño y donde está mi amiga la viciosa que nunca se iba a enamorar? ¡¡¿DONDE?!!
T: De verdad que no sé como Fabián te aguanta cuatro horas hablando todos los días, como te pongas pesado no hay quién te soporte.
Y: Gracias maja, que dulce eres cuando quieres, y Fabián me soporta porque me adora totalmente y porque últimamente no le queda otra, las cosas con Mario no van bien, Fabián todavía no se lo ha dicho.
T: Esperemos que todo salga bien y no haya que decirle nada en el peor momento, Fabián siempre va a su bola
Y: Y nos mete en unas…Pero siempre está ahí cuando le necesitas, aunque sea una cabeza loca.
T: Bueno como te iba diciendo….Adoro a esta chica, estoy enamoradísima, llevamos quedando como dos meses y nada, ayer surgió todo y me dijo que me quería. Fue todo espectacular Adri, espectacular.
Y: Jajaja, que mona eres cuando quieres tonta. Bueno me voy a ver que tal está el enfermo que ya debe de haberse despertado.
T: Todavía tengo cosas que contarte.
Y: Tranquila, todavía tenemos tiempo para que me cuentes todo.
T: Corre, huye, sé que no quieres saber nada de mí.
Y: Tonta, sabes que el enfermito nos necesita de vez en cuando cerca.
T: Vale, dale un beso de mi parte, pero una cosa más…
Y: Dime
T: Se llama Nuria y está ahora mismo conmigo, hemos pasado la noche juntas.
Y: La madre que te trajo al mundo, bonita, eso se suele avisar antes, encantado Nuria.
Nuria: Encantada.
Y: Bienvenida al grupo.

Adrián ha cerrado sesión.

Os presento a Mario

Querido Fabián, han pasado muchas cosas desde que te fuiste, te acuerdas de Mario pues esta es parte de su historia, pero también es parte de la historia de Raúl…

Se conocieron en un lugar de estos de mala fama y peor nombre, un día frío de enero, hace ya mucho tiempo, Mario se había perdido en su propio mundo, su corazón estaba destrozado, su alma mutilada y su cuerpo cansado, otra noche más que se iba sin haber encontrado una esperanza vana en alguno de esos cuerpos.

“Ese es el famoso Mario”, esa frase le vino de Javi, siempre lector de sus pensamientos, prácticamente habían nacido juntos, nunca se habían separado y dudaba mucho que alguna vez lo hicieran, se adoraban, Raúl observó a Mario, era guapo, su forma de andar transmitía fuerza, decisión, valor… Tantas cosas era capaz de ver en él…¿O solo proyectaba en él todo lo que anhelaba de una persona? No lo sabía, pero era el momento de acercarse a hablar con él, con un poco de suerte quizás acabaran en la cama por lo menos, habían sido ya tantos que cuando estaba con el décimo tiró la toalla, el amor para los tontos, eso pensaba, siempre puedo vivir de sexo, y si no, tampoco es para tanto, no puedes echar de menos algo que no has tenido nunca, o eso creía.

-Hola ¿Qué tal va la noche?-Raúl, pensó Mario, había oído hablar de él, era tristemente celebre en ese antro, casi todos habían pasado por su cama, pero al final siempre acababa jodido porque ninguno se quedaba.
-Bueno, va, algo es algo, pero ya me voy a casa.
-¿Tan pronto?
-Son las cinco de la mañana, no es tan pronto y mañana pretendo hacer algo más que estar de resaca.
-Pues vaya.- en sus ojos Mario pudo ver un rastro de tristeza, le daba pena la fama que se había ganado Raúl, quizás…no todavía estaban presentes las heridas que tu le dejaste con tu marcha, no podía hacer eso, no, te traicionaría a ti, al recuerdo de tu presencia, a tus cosas en su casa, que habían sido testigo mudo de su sufrimiento por ti Fabián. No, no podía hacerte eso, ni a ti ni a Raúl, el no se merecía eso, tenía pinta de buena persona.
-Hasta la próxima Mario, que descanses, si vienes la próxima semana nos veremos aquí como siempre.

A la semana siguiente Mario volvió a ir, habíamos tenido una conversación bastante interesante en tu presencia, en esa sala en la que tu observas todo lo que pasa desde tu altura privilegiada, tu presidías esa conversación igual que siempre habías presidido la vida del grupo que se dispersó al dejarnos. ¡Ay! Fabián, tengo que dormir, pero seguiré escribiéndote más, ya sabes que siempre has sido mi mejor amigo, incluso en este momento en el que no estás tan comunicativo desde tu insoportable ausencia.

La estación.

Querido Fabián, empecemos a contarte...

Desperté en medio de aquel lugar, no sabía lo que era, solo veía un pequeño círculo de toda la extensión que parecía haber en aquel basto lugar, no recuerdo como llegué, pero solo sabía que no estaba solo.

-Buenos días joven- esto lo decía un hombre que iba vestido con brillantes colores, como recién salido de un sueño, parecía bañado por el arco iris.
-¿Quién es usted? ¿Donde estoy? ¿Como he llegado a parar aquí?-pregunté aturdido
-Muchas preguntas a la vez joven, siempre sois muy pesados al momento de llegar. Si te dijera quién soy no lo entenderías, pero solo te diré lo que puedes entender, en este momento estás en un sitio, pero a la vez en ninguno, pero lo más sorprendente es que desde aquí podrías llegar a cualquier lugar, a este sitio le llaman La estación. Aquí comienza el viaje.
-Pero yo estaba en mi cama, durmiendo, lo último que recuerdo es eso, sueño, mucho sueño...
-No puedo decirte como has llegado hasta La estación, pero solo te digo que este lugar tiene algo en su interior, la puerta a todo lo que has vivido, la puerta a lo que puedes vivir, la puerta a todo aquello que deseas, y sobre todo, la puerta al presente. Cuando sea el momento aparecerá tu tren y irás donde te lleve, esas son las puertas de La estación. Porque hoy comienza tu viaje.

Entonces justo a su lado apareció el primer tren, era único, solo para él, su destino grabado en la locomotora, su vida en el vagón de carga y su futuro frente a él marcado en las vías, ahora comenzaba su viaje, por fin comenzaba su largo viaje.