Querido Fabián:
Una estrella fugaz, un destello que se perdió en el infinito. Una caricia que duró un mísero instante. Y se acabó. No fue más que eso. No fue más que eso. Eso se repetía Raúl en su cama, solo eso podía pensar. Destrozado. No tengo más que decir de esa noche fatal en la que Mario se fue a casa y Raúl se quedío allí, perdido entre un montón de cuerpos. Entre un montón de corazones secos y helados, que no dicen nada. En su cabeza solo oía ahora esa canción que siempre decía..."Mejor mañana, mejor sin más..."
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