Os presento a Mario

Querido Fabián, han pasado muchas cosas desde que te fuiste, te acuerdas de Mario pues esta es parte de su historia, pero también es parte de la historia de Raúl…

Se conocieron en un lugar de estos de mala fama y peor nombre, un día frío de enero, hace ya mucho tiempo, Mario se había perdido en su propio mundo, su corazón estaba destrozado, su alma mutilada y su cuerpo cansado, otra noche más que se iba sin haber encontrado una esperanza vana en alguno de esos cuerpos.

“Ese es el famoso Mario”, esa frase le vino de Javi, siempre lector de sus pensamientos, prácticamente habían nacido juntos, nunca se habían separado y dudaba mucho que alguna vez lo hicieran, se adoraban, Raúl observó a Mario, era guapo, su forma de andar transmitía fuerza, decisión, valor… Tantas cosas era capaz de ver en él…¿O solo proyectaba en él todo lo que anhelaba de una persona? No lo sabía, pero era el momento de acercarse a hablar con él, con un poco de suerte quizás acabaran en la cama por lo menos, habían sido ya tantos que cuando estaba con el décimo tiró la toalla, el amor para los tontos, eso pensaba, siempre puedo vivir de sexo, y si no, tampoco es para tanto, no puedes echar de menos algo que no has tenido nunca, o eso creía.

-Hola ¿Qué tal va la noche?-Raúl, pensó Mario, había oído hablar de él, era tristemente celebre en ese antro, casi todos habían pasado por su cama, pero al final siempre acababa jodido porque ninguno se quedaba.
-Bueno, va, algo es algo, pero ya me voy a casa.
-¿Tan pronto?
-Son las cinco de la mañana, no es tan pronto y mañana pretendo hacer algo más que estar de resaca.
-Pues vaya.- en sus ojos Mario pudo ver un rastro de tristeza, le daba pena la fama que se había ganado Raúl, quizás…no todavía estaban presentes las heridas que tu le dejaste con tu marcha, no podía hacer eso, no, te traicionaría a ti, al recuerdo de tu presencia, a tus cosas en su casa, que habían sido testigo mudo de su sufrimiento por ti Fabián. No, no podía hacerte eso, ni a ti ni a Raúl, el no se merecía eso, tenía pinta de buena persona.
-Hasta la próxima Mario, que descanses, si vienes la próxima semana nos veremos aquí como siempre.

A la semana siguiente Mario volvió a ir, habíamos tenido una conversación bastante interesante en tu presencia, en esa sala en la que tu observas todo lo que pasa desde tu altura privilegiada, tu presidías esa conversación igual que siempre habías presidido la vida del grupo que se dispersó al dejarnos. ¡Ay! Fabián, tengo que dormir, pero seguiré escribiéndote más, ya sabes que siempre has sido mi mejor amigo, incluso en este momento en el que no estás tan comunicativo desde tu insoportable ausencia.

1 comentarios:

Ray Storm dijo...

Me recuerda a un garito de una de las canciones de Fito.

1 abrazo sigue así!